30.6.09

Ya hasta pasó el día del maratón de Mont-Blanc

y todo salió bien. Un breve recuento ha de valer la pena. Va.

Luego de ponerme de acuerdo con un tal Thierry en el foro del maratón, quedé de ser levantado a las 15.45 de Saxe Gambetta. Al final me quedé esperando como novia de pueblo, porque el tipo nunca apareció. Inmediatamente agarré mis cositas y llegué a la Part-Dieu con el fin de hallar cualquier manera de alcanzar Chamonix ese mismo día, ya que al otro sería demasiado tarde. Tuve suerte y logré conseguir uno boleto y pues llegué tarde pero llegué.

El tren que va de Saint Gervais-les-Bains a Chamonix es curiosito. Tiene grandes ventanas y es rojo. Es pequeño (le han de caber unas 100 personas) y hace cosa de 45 minutos en lo que pueblea y llega hasta Chamonix. Pasa un túnel no muy largo para entrar a la pequeña población (10000 almas que viven del turismo esencialmente ruso, sueco y francés).

El pueblo que es Chamonix es pintoresco, aunque sintético. Todo es carísimo y centrado en la adoración de las montañas que lo rodean a uno y son francamente imponentes. No estoy seguro si es el pico más alto de Europa aquel del Mont-Blanc. La cosa es que desde Chamonix se siente uno como en el fondo de un gran pozo blanco al cual no se le ve fin. El clima es más bien frío (ahora en Lyon me estoy derritiendo, por ejemplo).

Pero vamos al maratón, no?

Cené con mucha prisa (como en 15 minutos la cena completa) porque los meseros ya me estaban levantando la mesa mientras masticaba a toda velocidad la ensalada y la pasta. Me fui a la cama muy lleno (como a las 22.00) y claro que no pude dormir por varias razones. El cuarto era compartido y había otros tres sujetos, entre ellos dos roncadores profesionales. Al final decidí tomar un trozo de las sábanas y hacerme unos tapones de oídos que sí funcionaron para pasar unas 4 h de sueño decente.

Todo el mundo despierto a las 4 a.m.

La gente bromeando, palmeándose, motivándose. Yo, medio achicado, algo indigesto y escupiendo en francés que soy mexicano. Ahí conocí a un sueco y dos franceses que tenían físico de ironman... pero ps igual así también uno da batalla con el cuerpo de flan, que no?

Desayuné ligero: manzana sin cáscara, tecito de yerbabuena, jugo y unas rebanadas de pan con mermelada. Nunca había desayunado tan ·fuerte" antes de una carrea, pero no estuvo nada mal la idea... verán porqué.

Todo en orden, listo y con las pilas puestas, arrancamos del triangle de l'amitié que está en pleno centro. Como 1500 corredores. Todo el mundo súper profi... cero salvajes, buenos tenis, ropa súper profi y hasta combinada, pocos con audífonos (la gente va a lo que va... no como otros!!) y medio mundo con los pinches palitos esos que acá les dicen batons pero en México se han de llamar bastones a secas. Yo creí que servían para una madre pero sí hacen la diferencia en las subidas.

Total, con la emoción y todo arrancamos y mantuve un ritmo leve los primeros diez kilómetros. Luego, algo me pasó y me volví loco y comencé a correr como caballo desbocado. Así fueron unos cinco km... sonaba el "knights of cydonia" y "la cumbia sobre el río", bien que me acuerdo. Llegamos al primer abastecimiento y se me hizo muy fresa beber algo. Total que me eché unos tragos de coca (du cocá para los franceses) para levantar el ánimo y comencé la subida de l'argentière. Como seis km de subida mortal, empinadísima. Al final de la subida una buena banda ya me había alcanzado, pero pues ni modo. En la cima hubo un control y un detallazo, músicos que tenían aspecto de tiroleses (no conozco otra manera de llamar a esos músicos con trajes montañeses que traen los gorritos aquellos puntiagudos) para levantar el ánimo. La gente, como siempre, muy animosa y echando porras. A cada rato oía "bravo, Fegnando", "allez, Fernando"... y así. Yo respondía con entusiasmo siempre. A lo mejor me echaban porras porque sí me veían jodido, vé tú a saber.

Ya de bajada, luego de un caluroso "bonne descent", me aventé como el borras y hasta eso no lo hice tan mal. Otros 5 km y ya estábamos a la misma altura que en l'argentière. Me hallé a un voluntario que me dijo "sólo 3 km y habrá terminado"... tristemente él se refería al abastecimiento y no a la meta. Yo de wey creí que era la meta y pues no. El caso es que corrí más rápido de lo que debí y me dí el lujo de no consumir nada en el puesto de abastecimiento, lo cual estuvo muy mal. Para entonces estábamos en el km 32 o algo así. Pasé el puesto y seguí corriendo hasta internarme otra vez en el bosque. De repente me dí cuenta que claro que faltaban otros 10 km...

y llegó la pared.

sí, ni modo. Sin abastecimiento oportuno, desmotivado y medio jodido... el dolor en el peroné derecho (que me gané a pulso por querer estacionar la bici sin bajarme... duh!) se incrementaba y yo cada vez corría más despacio. Al final me encontré un pequeño manantial del cual abrevé un ratito, tratando de no quedarme planchado en las piedras del entumecimiento (ya ves que si te paras ahí te queds a veces). Me costó mucho llegar al 37, mucho. Perdí unos 200 lugares (iba como en el 500 y pasé al 700 más o menos) y comencéa sentir un dolor muy fuerte en el cuello y la espalda. De todos modos llegué al 37 y me abastecí como nunca en la vida. Tomé todo lo que me hallé, llené mi camelbak. Higos (buenìsimos) deshidratados, naranjas, coca, electrolitos, lo que fuera! estaba yo muy débil. Eso sí, no le entré al salami ni al queso porque yo creo que ahí hubiera muerto mi estómago de manera fulminante. Seguí caminando, pasé el otro control (el último!) y traté de no perder ritmo. Me habrán pasado otros 50 corredores que todavía llevaban baterías, pero yo no respondía. De las tres fotos que me sacaron, en dos voy caminando cabizbajo, puteadísimo.

Sin embargo, no todo estaba perdido. La fruta y los electrolitos hicieron efecto y entonces me dio un levantón. Aunque ya no traía piernas, comencé correr motivado por la cercanía de la meta. Es cierto que se me hicieron igual eternos los últimos 2 km, pero traté de hacerlos lo más rápido posible. La última subida (unos 400 m) es realmente obscena y no se puede más que caminar muy despacio. Es impresionante como todos nosotros vamos subiendo de forma desesperada, lento, casi vencidos, con el último suspiro. El último shot son 50 m de pura energía que hacen que explotes frente a la meta. Claro que llegué y tuve que llorar de gusto, no sentí otra cosa distinta. Vaya placer el de terminar. Vaya dolor el de estar a media carrera y no tener aire para continuar.

Qué nos tiene haciendo estos retos cada vez más fuertes? por qué lo hacemos? no lo sé, pero ahora quiero ir a otro maratón en cuanto me recupere de éste. Te vuelves adicto.

Nunca voy a olvidar la carrera, eso es seguro. Regreso el año que viene, casi seguro.

Otra cosa muy simpática fue el regreso... Claro que no encontré tren y claro que me negué a quedarme en Chamonix por caro aburrido y conocido. Entonces eché un volado y me decidí por Annecy, que es una ciudad de unos 100000 habitantes que está entre Lyon y Chamonix, no lejos de Aix-les-Bains (que suena como ahí les van!), lugar donde, me vengo a enterar, se quitó la vida Nina Simone. Llegué como a las 22.45 y claro que ya no había hoteles baratos abiertos. Traté de acomodarme en alguno, pero todo estaba muy caro. Como salía a Lyon a las 5 am del otro día, se me hizo un lujo y un desperdicio de dinero y decidí vagar por las calles durante la noche. Así, cojeando y todo, me paseé por Annecy (que es ciudad candidata a los juegos olímpicos de invierno). Es una ciudad muy bonita, pero muy cara, creo que más cara que Chamonix. No importó, porque dormí en la calle... hehe.

Cené un sándwich de atún (que me trajo todavía más insomnio) y conocí en el bar a un sujeto que tenía el aspecto de un hobo y se me acercó porque vio que yo también traía una maleta a media noche. Al final echamos harta plática y nos fuimos a buscar unas bancas libres para pasar la noche. Él, Julian, todo un profesional, con sleeping y todo para librar la noche. Yo nomás me acomodé tan bien como pude y traté de descansar un rato. Sobra decir que no pude y que desperté cada media hora. De todos modos de algo sirvió. Y bueno, unas horas después, así cojeando me devolví a la central de trenes y me eché otra pestañita (más reparadora) en la pequeña terminal. Ah.... y así me aventé sin dormir hasta el otro día por la noche. Me cae que correr largas distancias le da en la madre al sentido de autoconservación.


Por lo pronto ya me inscribí al maratón de Beaujolais Nouveau... que es en Fleurie (de donde viene mi jefe) y recorre toda la zona vitivinícola de Beaujolais... Tiene toda la cara de ser una celebración muy agradable, festiva y variopinta. Espero poder documentarla a gusto y pasarla aún mejor.Es para el 22 de noviembre, así que hay tiempo de mejorar y entrenar más. Ya estaremos al tanto de eso. Es una ruta más o menos plana, por lo que hay chance de bajar de las 4 h!

Ya lo veremos!

Por lo pronto, volver a la realidad y trabajar duro! a desquitar el salario, flojazo.

18.6.09

Fast track en la Tête d'Or

Pues sí.

Hay un torneito que se llama "Le tournoi de l'ATEC", donde toda la comunidad catalítica de la DOUA -o al menos la que le gusta mover el esqueleto- se reúne y hace competencias varias. A saber, tenis, fut, volibol, basket, natación, carrera pedestre y hasta pétanque y coinche (un como juego de cartas, tal vez sea como canasta en español, necesito verificar eso). Al final acabé siendo (in)comodín de varios deportes, porque me jalaron hasta para el volibol y pues hice el debido ridículo en cada uno de ellos y sin reparar.

Pero eso sí, en la carrera tenía que hacer algo decente, dejar una huella y manifestar mi preparación sin par en ese rubro. Entonces llegué a la carrera, que consistía en una vuelta al parque citado al rubro (el de la cabeza de oro, la tête d'or), que según los que saben, es de casi 4 km. Muy contento calenté y me preparé. Me tocó el número treinta y cinco de los cincuenta y cinco corredores registrados. A la carrera también fue Raphaël, que hace el doctorado acá con el Copéret y aunque tenía náuseas de embarazada corrió y no le fue tan mal con todo y que nunca corre y está algo fofo.

Y traté de correr y de imponer el ritmo al pelotón. Y claro que se me acabó el gas y no funcionó. Y sí, ni modo, me alcanzaron hasta 6 corredores y no pude alcanzar más que a uno, que más bien se desinfló y se quedó en el camino. No tuve la pila para llegarle a los primeros tres lugares (hay que reconocer que esos weyes se veían más mameyes y que han de entrenar mientras yo me revuelco en las sábanas sin decidirme a correr, fiel a mi costumbre procastrinante... ats... voy en la noche, no?).

Tampoco creas que corrí tan rápido. 16'35" para 4 km no es rápido.

Aún así alcanzó para un sexto lugar (los culeros me pusieron en séptimo, pero yo sé que llegué en sexto pero no me importa y no voy a reclamar pasar del 7 al 6 porque tampoco estoy tan seguro... hehe).

Como referencia, el primer lugar llegó a los 15'19".

Pero qué lentos somos.

En fin, nunca los científicos (incluyendo a los que hacemos como que queremos ser) han destacado por ser acá los grandes acletas, con algunas excepciones, como el Dr. Walls o el hijín o mi queridísima Veane, claroclaro.

En fin, espero haber ganado aunque sea algo de conmiseración del respetable, que ya es mucho pedir en este país donde todo el mundo se mira el ombligo y se queja de que lo tiene muy abajo, y si no, muy arriba, y si no, muy grande, y si no, etc.

Los 30 km de París

Pues como era de esperarse: el güevón de Fernando (que ahora tiene problemas para encontrar los acentos y las diéresis) no ha escrito sus progresos para el maratón.

La cosa es que fui a París y ahí, como todo un salvaje, diseñé un recorrido de 30 km (tocaban treinta, ni modo) para cubrir la mayor parte de los monumentos y lugares famosos, con eso de que la motivación visual (un efecto similar al de correr detrás de alguna reinita, pero mucho menos efectivo) ayuda a llegarle mejor a los kilómetros.

En fin. Luego de una caminata largalarga durante todo el sábado, el domingo temprano me lancé a la aventura de los 30. Provisto de una camelbak y la mejor voluntad (sin olvidar, claro, el micropore en las tetillas!), empecé por la Av. des Gobelins, y luego así:

Av. des Gobelins - Panthéon - Notre-Dame - Hôtel de Ville - Centre Pompidou - Place de la Bastille - Place de la République - Gare de l'est - Montmartre (este) - Basilique du Sacre Coeur - Montmartre (sur) - Lafayette - Maison de l'Opera - L'arc du triomphe - Champs Elysées - Tuileres - Louvre - Palais Royal - Les Invalides - Tour Eiffel.

Duro, eh!!! sùper duro.

Ritmo: 6' por km... sí, ya sé, lento!
Tiempo total: 3 h

He de decir que los últimos 5 km los sufrí de más, y que de esos, los dos finales fueron un poco tortura. Acabé con las piernas entumidísimas y hasta la cola se me rozó. Sin embargo, cubrí el objetivo y me siento muy contento. Cero ampollas y/o dolencias de viejito que suelo tener.

Otra cosa importante es que al otro día todavía me sentía bien... no tan mal, después de todo!

Música: mucha y muy variada... usé la lista para correr, no quería perder ritmo así tan gacho.

Falta menos! dos semanas y estaré en Chamonix dándole.

11.6.09

Countdown: Faltan 17 días

Anoche no lo logré. Salí muy tarde del laboratorio y ya no me sentía con el humor de correr. Cuando dan las diez de la noche no acabo por animarme, ya no hay casi luz, todo está cerrado y comienza a hacerse tarde y luego ya no me da sueño.

Por eso mejor hoy en la mañana. Qué mejor motivación para levantarse que las variaciones Goldberg. Todo gracias a unas bocinitas nuevas que conecté al iPod e hicieron de despertador. Sí, ya sé, tardé casi todas las variaciones en (ca. 40 min) en levantarme y prepararme, pero sí fui.

Nada mal... quería correr diez y corrí 12.16 km, a 4'36 (muy buenos, Feris!) y un tiempo total de 56'06" (hoy fue el día de los seises). Un poco de dolor (me temo que es fatiga) en la parte frontal del muslo izquierdo cuando llevaba como 8 km. Algo de debilidad general entre los 4 y los 9 (bajó harto el ritmo), aunque tal vez sólo haya sido que se me rompió un poco el ritmo por unos llegues de limpiador de pisos de río (cuando corría por la rivera del Rhône). De ahí en fuera, todo lo demás normal. Bueno, ligerísimo dolor de ortejos. Qué quejumbroso!

Buena suerte. Hoy hubo barbacoa en la comida. Comí demasiado, tanto que no tengo grandes facultades cognoscitivas activas en este momento.

Ya está todo listo, habitación en Chamonix, tren hasta allá (casi cinco horas... sí, cruzar los alpes tiene su chiste), inscripción y hasta reservación para la "última cena" (antes de la carrera, digo).

Música:
Entrée - Alguna de las sonatas para violín de Bach, pero no me acuerdo cuál.
Final - Videotape / Radiohead

*No está de más anotar que vale la pena hacerlo en la mañana. FR está concentrado trabajando, en paz (i. e. no tiene ideas variadas y fugaces que lo distraen todo el tiempo) y bien despierto (con todo y que dormí como 5 horas).

7.6.09

Una de tantas cuentas regresivas

La cuenta regresiva ya empezó. Bueno, uno la puede empezar cuando quiera, eso da igual. Pero creo que veinte días está bien para empezar a tantearle el agua a los camotes y ver sin estoy a tono o no para el maratón. Considero útil escribir sobre esto y pues podría escribir otras miles de cosas que corren por mi cabeza, pero esto está como para el blog y además quiero hacerlo y ya y qué.

Para empezar, fue una faena conseguir el méndigo certificado médico. Luego de que un doctor burócrata me conectara a un electrocardiomedidor de los años treinta y me dijera que no estoy muy bien preparado (eso fue hace 3 semanas, y ni siquera hoy que faltan 20 días diría que es mentira). El punto es que salí del lugar con mi papelito firmado, es decir, con permiso francés para correr. Estos franceses que todo planean, tan fácil que es firmar una responsiva, pero no, examen médico y todo... bueno, no ha de estar tan mal la cosa.

Mientras, terminar todo para los días en Hamburgo, mucha chamba, pocos kilómetros. Luego llegó (Magda)-Lena y pues entrené poco. Luego llegó Hamburgo -o más bien llegué yo a Hamburgo- y de tanta chamba corrí un solo día y hasta me perdí porque la ciudad es en algunas partes laberíntica de tan idénticas que son las casas. Luego, para acabarla, llegaron las anginas,* quesque por el estrés y el cansancio acumulado. Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no me enfermaba así tan de súbito. Pero unos chochos -visita médica a domicilio de por medio- de lo más mundanos (paracetamol e ibuprofeno) y ya estaba yo listo para encarar mis entrenamientos... sí, claro, 20 días antes de la prueba.

La gente seria dice que se necesitan seis meses. El buen mexicano dizque ha estado entrenando (qué, a poco pensar en ello a diario no cuenta?). Subí algunas veces los cerritos de Lyon y traté de correr distancias un poco mayores a 10 km, pero hasta ahí.

Pero hoy la Providencia me ha dado nivel inusitado y luego de dormir como un oso hasta las 9 am, y con el clima que se prestaba para correr, me puse el micropore en los pezones (nótese la descripción innecesaria, cuando pude decir: me puse los tenis) y me preparé para correr quesque 10 km. Al final me salieron 20, sin hidratación, a un buen ritmo y con subida manchada de por medio (hasta la Fourvière).

Me siento bien, todavía pedaleé unos 15 km y ahora no me duelen las piernas ni las siento como gelatina. La clave será ver si duermo bien (una seña típìca de sobre entrenamiento) y cómo me siento mañana.

Lo que sí es que traigo una hambre de oso y sed por cosas dulzonas. Corrí a gusto, a 4'39 (nada mal, diría yo), con rampa positiva de velocidad, lo cual me da esperanzas porque quiere decir que hay fondo. Molestias leves en el empeine derecho (eso me pasa por andar bailando dizque reguetón para enseñarle a los franceses de la fiesta del viernes) y el ámpula ligera abajito de la bola del pie derecho, producida por los tenis que no acaban de ceder de ahí. Todo lo demás bien, rodillas bien, muslos y cadera bien, pantorrillas al tiro.

La "tarea" todavía no la hago. La próxima semana tienen que ser mínimo 30. La idea es que se corran esos 30 mínimo dos o tres veces para acabar de generar fondo. No lo voy a hacer porque ya no me queda tiempo. Una semana antes (más, de hecho!) tengo que bajarle para reconstruir músculo jodido por tanto km y tener trotes ligeros y uno que otro arrancón. Entonces, veinte días apenas alcanzan para trabajar más en serio. Al menos eso digo yo.

De que lo acabo lo acabo.

Ya sé que sueno como adolescente o como aficionado al fútbol. Nada qué, no es que esté obsesionado ni que no tenga otra cosa que hacer. Lo que pasa es que es una especie de fuga y me entretiene llevar la cuenta de esto. Además, cuántos maratones se corren en la vida? Poquitita gente se avienta uno. Y saben qué, principalmente es un reto mental. El tiempo que he pasado en las carreras y todo lo que he aprendido de mi querida Veane y el compa me han dado ideas claras al respecto. Por eso digo que acabo porque acabo. Eso sí, a ver en cuánto tiempo.

Seguiremos informando.

Mientras, en el mundo siguen pasando un chingo de cosas y yo sigo haciendo los ojos chiquitos mientras se me pone la piel china. Cuarenta y tantos niños muertos (quemados!!!) en Hermosillo? Doscientos veintiocho desaparecidos (han hallado cinco) en el vuelo de Air France? Dieciocho muertos en una balacera en Acapulco (presumiblemente dieciséis "sicarios" {cómo le gusta esta palabrita a los reporteros, carajo!}?

La numeralia es imparable. Y uno como si nada corriendo. Creo que la masificación de la información (tenga ud. su kg de periódico lleno de nota roja y detalles innecesarios y hasta inverosímiles) nos hace perder la dimensión de la vida.

En fin.

Se me acaba de ocurrir que registraré la música que me hizo dar el levantón durante la sesión:

Al principio: La guitarra - Calamaro (haha... iba sobre el Rhône y volé)
A la mitad: El Lento del cuarteto 12 de Dvorak... paf!
Al final: Weird Fishes - Radiohead (súper, le hallé detalles que no le había visto antesmente)


* Anginas en francés es angine, o sea, en singular. Vayan uds. a saber porqué. El caso es que el médico dijo: oh... c'est un bonne angine. Verdad que sí, porque dolía bastante (pero nomás de un lado).