3.6.05

Pero la colacion ya no estaba en la piñata...

Y los gringos fueron a un pais pequeño, dominado por la intolerancia y el terror.

Y luego le dijeron a todo el mundo que “todo suave“, que el rollo era nomás acalambrar al Saddam (a quien sacaran de un humillador hoyo y luego hasta fotografiaran en canicas, lavando sus enaguas), porque se estaba pasando de tueste con los pobrecitos iraquíes. Que el nuevo régimen republicano iba a rifar y que la gente ya no iba a pasar carencias.

Pero mucha banda en todo el mundo sí se dio cuenta de las obvias intenciones del belicoso Bush. Fue entonces que se empezaron a amuinar, quejándose de maneras muy diversas.

Ya vimos musulmanes inmolandose, también sórdidas imágenes en todos los medios, vamos, hasta salpicones de sangre de japoneses o belgas o italianos (para que vean que ellos no le entran al racismo), demostrando que el asunto está bien pesado.

Ahora, en 8 mm y technicolor, vemos una peliculilla que se llama “Las tortugas pueden volar“, que nos canta a grito pelado el devenir de los refugiados en las fronteras iraquíes. Yo no soy de los que van a sufrir al cine, pues considero que hay antes mil realidades (las locales, sobre todo) que nos patean los ojos en todo momento, aunque un considerable sector poblacional viva en una indolente burbuja que no los deja hacer conciencia.

Es entonces cuando vas a Perisur, núcleo de concentración fresa (o burguesa, en términos izquierdistas), y te das cuenta que ver películas “no-pop“ ya está súper in...

Y la incómoda banda dentro de la sala, las niñas, acurrucadas bajo el protector brazo peludo de su acompañante, con un no sé qué de tristeza... Volteo ligeramente a los asientos cercanos, noto que esas personitas que normalmente se posan en camionetota o vehículo con cuatro circulitos entrelazados, mágicamente adoptan una postura de sensibilidad inusitada.

Pus' sí, mira que el boleto, toda vez que da la entrada a la cómoda sala tipo estadio con refrigeración análoga a un carrito de paletas, permite llevarnos a posturas claramente establecidas... El sentido común indica que si la muvi está gruexa, la postura “in“ es enjugarse un rato las lágrimas o, por lo menos, dejar de ser esa inconsciente sorbedora de aguas del imperio (alias Coca-Cola, claro, en su versión light) y parar la maquinaria come-come de cualquiera de esas cosuchas que te venden con utilidades de ca. 500 %.

Vamos pues, que fluya la sensibilidad a moco tendido!!!

Ahhh! Vamos a empezar a extrañar esas congregaciones de ruquitos o de banda “cero a la izquierda“ que nunca, jamás llenaba la sala... No! ahora se llena, y se seguirá llenando los próximos días, y veremos que esa indolencia consumista, que da muestras diarias de no tener claro qué diablos pasa aquí, se desactiva en el cinito, convirtiéndose en una sensibilidad llevada a extremos similares a cuando mis hermanitas lloraban al ver los capítulos de Remi.

La propuesta va a ser simple: hagamos un filme de la realidad en la especie de país en la que vivimos, vamos a poner como un drama de 49 baros -precio de mostrador, sólo efectivo- (que muy probablemente lo sea) el caso de las muertas de Juárez o las bronquísimas del desempleo... Vamos a poner a prueba esa indolencia selectiva...


Y no digo que no haya que voltear para Irak, que vive una situación mucho más grave que la nuestra, lo sostengo que la magia del cine (sin que suene a popular cadena multicolor) es infinita! Mira que despertar la reflexión en aquellos ojos donde nunca vi nada más que moda y nuevas tendencias. Eso sí fue un logro.... o.... no habrá sido pura pose...? Chale!


Y de postre, cientos de comentarios, casi clonados diciendo más o menos lo mismo. Cinco minutos después, surge una idea... ya sé, mejor vámonos al Starbucks, no?

Ah!!! “todo suave“, no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

En nuestro lugar tu te encontrarías sobre un brazo peludo y no al revés, sin embargo no tendría mirada triste.

Sinceramente dudo como siempre que la mayoría de la gente se vuelva consciente de repente y menos por una película, es como lo dices la magia del cine la que una vez más nos aleja de la realidad.