¿Mediano, Grande o muy grande?
Casi todos quisimos ir alguna vez a McDonald's. La razón era muy simple: esa comida monótona y grasienta poseía un encanto especial, así es, tenía algo que alguna vez nos pareció divertido, juguetes, juegos, payasos, etc. En mi caso no era Ronald el payaso, él más bien me daba escalofríos en su eterna pose de un agresivo listado rojo y amarillo, con las piernas despintadas -tanto niño que se le subía- y esa sonrisa que me hacía pensar que algo estaba ocultando. A mí todo ese ambiente agringado y festivo se me antojaba, sobre todo por la parte aquella donde habían juegos mecánicos varios, que es, sin duda, el imán atractor de niños. Van los niños, ni modo, van los papás, aunque esa carne precocida sepa a cartón y la variedad se limite a unos engendros fritos que están lejos de simular al pollo (y miren que el pollo sabe casi a cualquier cosa).
Con todo y eso McDonald's y anexas están a reventar los fines de semana.
Una zambullida, hace unos diez años, en el colorido restaurante daba resultados muy claros: la población visitante estaba bien definida, niños con sus papás y gente joven que pasaba por alguna malteada. La gente mayor dejaba a un lado las hamburguesas y la mayoría de la gente aún estaba muy contenta comiendo tacos o gorditas.
Otra zambullida, el 11 de junio, nos deja ver que las cosas han cambiado. Donde se veía lleno de niños, sigue igual. Pero ahora los demás estratos le están llegando a la comida rápida, como ampliando sus horizontes culinarios. Vemos varios pensionados pasar por la mañana a adquirir esos desayunos insípidos de a diez baros la pieza. Allá va uno de raro y cansado andar; con dificultad consigue esperar su pedido y trata de ignorar el enjambre de niños que permea casi todo el local. Al fin consigue sentarse, cruza con un esfuerzo considerable la pierna, observa su McTrío con una mezcla de aburrimiento y hambre, luego comienza a comer despacito, dando sorbos pausados a su vaso de papel reciclable, el cual grita cosas en diversos idiomas y colores chillantes, vendiendo ideas que están como una impronta en las nuevas generaciones.
Pero no se trata sólo de él. Luego se ve llegar a una pareja de aproximadamente sesenta años. Mas tarde entran cuatro marías con sus respectivos retoños. Todos piden en apenas español sus hamburguesas (lo que pude escuchar con total claridad fue "Coca-Cola", que se repitió en todos los casos). Y ahí están, y llegan más, todos de distintos extractos sociales, comiendo de lo mismo.
Ahhh! Al fin penetró de lleno la comida rápida gringa. Es ahora cuando vemos que hasta el tan peculiar "protocolo" de servicio está bien claro en todos los consumidores. Ya nadie espera en la mesa a que un mesero o chalán le tome la orden; tampoco vemos que la gente olvide pedir suficientes bolsitas de catsup o se pregunte acerca del tamaño de las porciones.
¿Para quién es aún desconocido el McTrío o los McNuggetts?, ¿la Quarter Pounder y la Big Mac?
Ahí estamos, consumiendo en charolitas de plástico reciclado de mediana densidad, compartiendo las papas y la catsup sobre un trozo de papel estampado que no parece incomodar a nadie; gozando el afortunadamente inigualable sinsabor de una hamburguesa tibia acompañada de suficiente almidón frito y salado y una considerable dosis del refresco preferido. Si se tiene la edad (o aunque no se la tenga), es posible hacerse de un juguetito. En estos momentos un C3PO de plástico -aquel dorado androide de Star Wars- me está mirando a la vez que es ensamblado por un contentísimo niño que apenas puede sostenerlo; por allá hay un peluche verdoso que apenas se asoma de la caja de cartón. Sin duda es cierto, McDonald's está en tu sonrisa. Bástenos mirar a esos niños frenéticos que celebran un cumpleaños en el ala izquierda, acompañados de una réplica aún menos afortunada del conocido payaso.
Y todo ese ejército de McCosas desfila ante nosotros mientras la cajera nos ofrece con una rutinaria atención:
- ¿Desea acompañar con un pay de manzana su orden?
1 comentario:
No me burlo, mas lo del pay de manzana es en burger king any way.
Y si, tienes razón nos está alcanzando basta mirar un poco hacia abajo (en tu caso), o bien abajo y hacia àtras en el mío.
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