12.7.10
Equivalente a un plátano
Cuando pasas por las aduanas con una penca de plátanos y hay contadores de radiactividad, es normal que salten. Por qué? porque los 450 mg de 40^K que trae un plátano en promedio emiten suficiente radiación gamma para ser detectados. Y no es que sea esto peligroso, porque nadie se va a morir por comerse una penca entera, buenmo, tal vez sí, de la indigestión.
La dosis equivalente a un plátano está en esos términos bien definida y es ilustrativa.
De igual modo, trabajar con radioisótopos empobrecidos es suficientemente seguro, análogo a trabajar en una frutería. Eso sí, hay que señalarlo en cada lugar donde se usen... razón de este post es justo ésa, porque aquí me tienes haciendo fichas para cada aparato por donde va a pasar el actínido en cuestión. La cosa entretiene, no crean. Aprendí, por ejemplo, que el símbolo de radiactividad parte del motivo antiquísimo del trébol, y que en sus inicios no era negro sobre amarillo, sino magenta sobre azul. Sin duda da más miedo en amarillo que es, segun la teoría aquella Gestalt, la combinación más efectiva para resaltar un color sobre otro.
Para la trivia, según la wikipedia, el alimento con mayor radiactividad son las nueces de brasil, a 6600 picocurios el kilo.
Pásele.
11.7.10
Si quieren ver turistas
Bonito mapa basado en datos de Panoramio en donde se puede distinguir la "turistidad" de una ciudad en términos de cuántas fotos de ella se han hecho (y se han subido a Panoramio, claro. Se asume que debe ser más o menos lo mismo).
Me llama la atención que Francia luzca menos turística que Alemania, lo cual me hace pensar que Francia tiene más lugares remotos o los usuarios envían más fotos de Alemania. Y es que está completamente amarilla! Choca también con el dato de que España es el país con mayor afluencia turística del mundo.
O a lo mejor es sólo porque los franceses todavía usan el minitel y nomás no se actualizan.
10.7.10
Constancia que quede
Leyendo una entrada de hace un año en este polvoso espacio, me animo a postear algo para hacer constancia de esta mi bitácora mágica-química-musical-corredora.
El año pasado le entré al torneo de L'ATEC y, como puede constatarse en los archivos de este blog, quedé en séptimo lugar con 16'39".
Tómala, pues.
Este año también le entré (será el último que hago, recuérdese que me voy de Lyon en noviembre) y qué te crees, que llegué en segundo lugar, con un avasallador tiempo de 15'29". Estaban los mismos, o casi, del año pasado. Se hizo otra vez un pelotoncillo de siete ocho pelados que comenzamos con un ritmo menos fuerte que la vez pasada. La experiencia me ha enseñado a no quemarme desde el pricipio y ser fiel a mi ritmo y cierre, y pues esta vez sí lo aproveché. Se disparó primero un monito que brinca muy alto (también participé en basquet y el cuate parecía chapulín) para marcarnos el ritmo. De veras que pensé que sólo iba a verlo ganar, pero que se desinfla como un km antes de la meta. Sin embargo, otros también traían cuerda y la cosa siguió. Contento pasé a él y otros tres, marcando ahora el mío ritmo. El último km comenzó a darme agruras, o más bien, unos mantecados (galletas hechas a base de manteca, parecidas a las roscas esas de Sultepec, las cuales por alguna razón recuerdo con claridad) que recién había traído María la española y que tuve a mal entrarle con entusiasmo, comenzaron a escalar por mi garganta. De todos modos hice de tripas corazón y seguí corriendo. La bici me ha ayudado a tener más piernas, mientras que mi condición azteca del altiplano me ha dotado con pulmones más fuertes que cualquier lionés promedio. Así las cosas corrí y cuando ví que faltaban 500 m, me dediqué a alcanzar gente. Se siente bien bonito cerrar muy rápido, cosa que siempre hago incluso durante el entrenamiento, porque creo que es un plus que los otros no explotan y una zona donde siempre se puede definir la carrera. Lo malo es que no me alcanzó para madrugarme al primero, que llegó un segundo antes (15'28"), aunque me hizo el día la cara que puso cuando volteó y me vio justo detrás de él, una vez que había cruzado la meta.
Como la carrera ni a melón me supo, me fui a correr para desquitar la adrenalina. Hay que agregar que mi participación sumó 15 puntos al equipo LCOMS en el torneo, puntos que no nos hicieron pisar el podio (porque somos bastante malos en eso de los deportes), pero nos acercaron a los ganadores. Aún así, nos dieron el trofeo del "fair play"... por ser tan limpios. O como dijo Florent, el trofeo para los perdedores.
El año pasado le entré al torneo de L'ATEC y, como puede constatarse en los archivos de este blog, quedé en séptimo lugar con 16'39".
Tómala, pues.
Este año también le entré (será el último que hago, recuérdese que me voy de Lyon en noviembre) y qué te crees, que llegué en segundo lugar, con un avasallador tiempo de 15'29". Estaban los mismos, o casi, del año pasado. Se hizo otra vez un pelotoncillo de siete ocho pelados que comenzamos con un ritmo menos fuerte que la vez pasada. La experiencia me ha enseñado a no quemarme desde el pricipio y ser fiel a mi ritmo y cierre, y pues esta vez sí lo aproveché. Se disparó primero un monito que brinca muy alto (también participé en basquet y el cuate parecía chapulín) para marcarnos el ritmo. De veras que pensé que sólo iba a verlo ganar, pero que se desinfla como un km antes de la meta. Sin embargo, otros también traían cuerda y la cosa siguió. Contento pasé a él y otros tres, marcando ahora el mío ritmo. El último km comenzó a darme agruras, o más bien, unos mantecados (galletas hechas a base de manteca, parecidas a las roscas esas de Sultepec, las cuales por alguna razón recuerdo con claridad) que recién había traído María la española y que tuve a mal entrarle con entusiasmo, comenzaron a escalar por mi garganta. De todos modos hice de tripas corazón y seguí corriendo. La bici me ha ayudado a tener más piernas, mientras que mi condición azteca del altiplano me ha dotado con pulmones más fuertes que cualquier lionés promedio. Así las cosas corrí y cuando ví que faltaban 500 m, me dediqué a alcanzar gente. Se siente bien bonito cerrar muy rápido, cosa que siempre hago incluso durante el entrenamiento, porque creo que es un plus que los otros no explotan y una zona donde siempre se puede definir la carrera. Lo malo es que no me alcanzó para madrugarme al primero, que llegó un segundo antes (15'28"), aunque me hizo el día la cara que puso cuando volteó y me vio justo detrás de él, una vez que había cruzado la meta.
Como la carrera ni a melón me supo, me fui a correr para desquitar la adrenalina. Hay que agregar que mi participación sumó 15 puntos al equipo LCOMS en el torneo, puntos que no nos hicieron pisar el podio (porque somos bastante malos en eso de los deportes), pero nos acercaron a los ganadores. Aún así, nos dieron el trofeo del "fair play"... por ser tan limpios. O como dijo Florent, el trofeo para los perdedores.
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Cuando el día es largo corro
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