Leyendo una entrada de hace un año en este polvoso espacio, me animo a postear algo para hacer constancia de esta mi bitácora mágica-química-musical-corredora.
El año pasado le entré al torneo de L'ATEC y, como puede constatarse en los archivos de este blog, quedé en séptimo lugar con 16'39".
Tómala, pues.
Este año también le entré (será el último que hago, recuérdese que me voy de Lyon en noviembre) y qué te crees, que llegué en segundo lugar, con un avasallador tiempo de 15'29". Estaban los mismos, o casi, del año pasado. Se hizo otra vez un pelotoncillo de siete ocho pelados que comenzamos con un ritmo menos fuerte que la vez pasada. La experiencia me ha enseñado a no quemarme desde el pricipio y ser fiel a mi ritmo y cierre, y pues esta vez sí lo aproveché. Se disparó primero un monito que brinca muy alto (también participé en basquet y el cuate parecía chapulín) para marcarnos el ritmo. De veras que pensé que sólo iba a verlo ganar, pero que se desinfla como un km antes de la meta. Sin embargo, otros también traían cuerda y la cosa siguió. Contento pasé a él y otros tres, marcando ahora el mío ritmo. El último km comenzó a darme agruras, o más bien, unos mantecados (galletas hechas a base de manteca, parecidas a las roscas esas de Sultepec, las cuales por alguna razón recuerdo con claridad) que recién había traído María la española y que tuve a mal entrarle con entusiasmo, comenzaron a escalar por mi garganta. De todos modos hice de tripas corazón y seguí corriendo. La bici me ha ayudado a tener más piernas, mientras que mi condición azteca del altiplano me ha dotado con pulmones más fuertes que cualquier lionés promedio. Así las cosas corrí y cuando ví que faltaban 500 m, me dediqué a alcanzar gente. Se siente bien bonito cerrar muy rápido, cosa que siempre hago incluso durante el entrenamiento, porque creo que es un plus que los otros no explotan y una zona donde siempre se puede definir la carrera. Lo malo es que no me alcanzó para madrugarme al primero, que llegó un segundo antes (15'28"), aunque me hizo el día la cara que puso cuando volteó y me vio justo detrás de él, una vez que había cruzado la meta.
Como la carrera ni a melón me supo, me fui a correr para desquitar la adrenalina. Hay que agregar que mi participación sumó 15 puntos al equipo LCOMS en el torneo, puntos que no nos hicieron pisar el podio (porque somos bastante malos en eso de los deportes), pero nos acercaron a los ganadores. Aún así, nos dieron el trofeo del "fair play"... por ser tan limpios. O como dijo Florent, el trofeo para los perdedores.