La cuenta regresiva ya empezó. Bueno, uno la puede empezar cuando quiera, eso da igual. Pero creo que veinte días está bien para empezar a tantearle el agua a los camotes y ver sin estoy a tono o no para el maratón. Considero útil escribir sobre esto y pues podría escribir otras miles de cosas que corren por mi cabeza, pero esto está como para el blog y además quiero hacerlo y ya y qué.
Para empezar, fue una faena conseguir el méndigo certificado médico. Luego de que un doctor burócrata me conectara a un electrocardiomedidor de los años treinta y me dijera que no estoy muy bien preparado (eso fue hace 3 semanas, y ni siquera hoy que faltan 20 días diría que es mentira). El punto es que salí del lugar con mi papelito firmado, es decir, con permiso francés para correr. Estos franceses que todo planean, tan fácil que es firmar una responsiva, pero no, examen médico y todo... bueno, no ha de estar tan mal la cosa.
Mientras, terminar todo para los días en Hamburgo, mucha chamba, pocos kilómetros. Luego llegó (Magda)-Lena y pues entrené poco. Luego llegó Hamburgo -o más bien llegué yo a Hamburgo- y de tanta chamba corrí un solo día y hasta me perdí porque la ciudad es en algunas partes laberíntica de tan idénticas que son las casas. Luego, para acabarla, llegaron las anginas,* quesque por el estrés y el cansancio acumulado. Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no me enfermaba así tan de súbito. Pero unos chochos -visita médica a domicilio de por medio- de lo más mundanos (paracetamol e ibuprofeno) y ya estaba yo listo para encarar mis entrenamientos... sí, claro, 20 días antes de la prueba.
La gente seria dice que se necesitan seis meses. El buen mexicano dizque ha estado entrenando (qué, a poco pensar en ello a diario no cuenta?). Subí algunas veces los cerritos de Lyon y traté de correr distancias un poco mayores a 10 km, pero hasta ahí.
Pero hoy la Providencia me ha dado nivel inusitado y luego de dormir como un oso hasta las 9 am, y con el clima que se prestaba para correr, me puse el micropore en los pezones (nótese la descripción innecesaria, cuando pude decir: me puse los tenis) y me preparé para correr quesque 10 km. Al final me salieron 20, sin hidratación, a un buen ritmo y con subida manchada de por medio (hasta la Fourvière).
Me siento bien, todavía pedaleé unos 15 km y ahora no me duelen las piernas ni las siento como gelatina. La clave será ver si duermo bien (una seña típìca de sobre entrenamiento) y cómo me siento mañana.
Lo que sí es que traigo una hambre de oso y sed por cosas dulzonas. Corrí a gusto, a 4'39 (nada mal, diría yo), con rampa positiva de velocidad, lo cual me da esperanzas porque quiere decir que hay fondo. Molestias leves en el empeine derecho (eso me pasa por andar bailando dizque reguetón para enseñarle a los franceses de la fiesta del viernes) y el ámpula ligera abajito de la bola del pie derecho, producida por los tenis que no acaban de ceder de ahí. Todo lo demás bien, rodillas bien, muslos y cadera bien, pantorrillas al tiro.
La "tarea" todavía no la hago. La próxima semana tienen que ser mínimo 30. La idea es que se corran esos 30 mínimo dos o tres veces para acabar de generar fondo. No lo voy a hacer porque ya no me queda tiempo. Una semana antes (más, de hecho!) tengo que bajarle para reconstruir músculo jodido por tanto km y tener trotes ligeros y uno que otro arrancón. Entonces, veinte días apenas alcanzan para trabajar más en serio. Al menos eso digo yo.
De que lo acabo lo acabo.
Ya sé que sueno como adolescente o como aficionado al fútbol. Nada qué, no es que esté obsesionado ni que no tenga otra cosa que hacer. Lo que pasa es que es una especie de fuga y me entretiene llevar la cuenta de esto. Además, cuántos maratones se corren en la vida? Poquitita gente se avienta uno. Y saben qué, principalmente es un reto mental. El tiempo que he pasado en las carreras y todo lo que he aprendido de mi querida Veane y el compa me han dado ideas claras al respecto. Por eso digo que acabo porque acabo. Eso sí, a ver en cuánto tiempo.
Seguiremos informando.
Mientras, en el mundo siguen pasando un chingo de cosas y yo sigo haciendo los ojos chiquitos mientras se me pone la piel china. Cuarenta y tantos niños muertos (quemados!!!) en Hermosillo? Doscientos veintiocho desaparecidos (han hallado cinco) en el vuelo de Air France? Dieciocho muertos en una balacera en Acapulco (presumiblemente dieciséis "sicarios" {cómo le gusta esta palabrita a los reporteros, carajo!}?
La numeralia es imparable. Y uno como si nada corriendo. Creo que la masificación de la información (tenga ud. su kg de periódico lleno de nota roja y detalles innecesarios y hasta inverosímiles) nos hace perder la dimensión de la vida.
En fin.
Se me acaba de ocurrir que registraré la música que me hizo dar el levantón durante la sesión:
Al principio: La guitarra - Calamaro (haha... iba sobre el Rhône y volé)
A la mitad: El Lento del cuarteto 12 de Dvorak... paf!
Al final: Weird Fishes - Radiohead (súper, le hallé detalles que no le había visto antesmente)
* Anginas en francés es angine, o sea, en singular. Vayan uds. a saber porqué. El caso es que el médico dijo: oh... c'est un bonne angine. Verdad que sí, porque dolía bastante (pero nomás de un lado).
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