y todo salió bien. Un breve recuento ha de valer la pena. Va.
Luego de ponerme de acuerdo con un tal Thierry en el foro del maratón, quedé de ser levantado a las 15.45 de Saxe Gambetta. Al final me quedé esperando como novia de pueblo, porque el tipo nunca apareció. Inmediatamente agarré mis cositas y llegué a la Part-Dieu con el fin de hallar cualquier manera de alcanzar Chamonix ese mismo día, ya que al otro sería demasiado tarde. Tuve suerte y logré conseguir uno boleto y pues llegué tarde pero llegué.
El tren que va de Saint Gervais-les-Bains a Chamonix es curiosito. Tiene grandes ventanas y es rojo. Es pequeño (le han de caber unas 100 personas) y hace cosa de 45 minutos en lo que pueblea y llega hasta Chamonix. Pasa un túnel no muy largo para entrar a la pequeña población (10000 almas que viven del turismo esencialmente ruso, sueco y francés).
El pueblo que es Chamonix es pintoresco, aunque sintético. Todo es carísimo y centrado en la adoración de las montañas que lo rodean a uno y son francamente imponentes. No estoy seguro si es el pico más alto de Europa aquel del Mont-Blanc. La cosa es que desde Chamonix se siente uno como en el fondo de un gran pozo blanco al cual no se le ve fin. El clima es más bien frío (ahora en Lyon me estoy derritiendo, por ejemplo).
Pero vamos al maratón, no?
Cené con mucha prisa (como en 15 minutos la cena completa) porque los meseros ya me estaban levantando la mesa mientras masticaba a toda velocidad la ensalada y la pasta. Me fui a la cama muy lleno (como a las 22.00) y claro que no pude dormir por varias razones. El cuarto era compartido y había otros tres sujetos, entre ellos dos roncadores profesionales. Al final decidí tomar un trozo de las sábanas y hacerme unos tapones de oídos que sí funcionaron para pasar unas 4 h de sueño decente.
Todo el mundo despierto a las 4 a.m.
La gente bromeando, palmeándose, motivándose. Yo, medio achicado, algo indigesto y escupiendo en francés que soy mexicano. Ahí conocí a un sueco y dos franceses que tenían físico de ironman... pero ps igual así también uno da batalla con el cuerpo de flan, que no?
Desayuné ligero: manzana sin cáscara, tecito de yerbabuena, jugo y unas rebanadas de pan con mermelada. Nunca había desayunado tan ·fuerte" antes de una carrea, pero no estuvo nada mal la idea... verán porqué.
Todo en orden, listo y con las pilas puestas, arrancamos del triangle de l'amitié que está en pleno centro. Como 1500 corredores. Todo el mundo súper profi... cero salvajes, buenos tenis, ropa súper profi y hasta combinada, pocos con audífonos (la gente va a lo que va... no como otros!!) y medio mundo con los pinches palitos esos que acá les dicen batons pero en México se han de llamar bastones a secas. Yo creí que servían para una madre pero sí hacen la diferencia en las subidas.
Total, con la emoción y todo arrancamos y mantuve un ritmo leve los primeros diez kilómetros. Luego, algo me pasó y me volví loco y comencé a correr como caballo desbocado. Así fueron unos cinco km... sonaba el "knights of cydonia" y "la cumbia sobre el río", bien que me acuerdo. Llegamos al primer abastecimiento y se me hizo muy fresa beber algo. Total que me eché unos tragos de coca (du cocá para los franceses) para levantar el ánimo y comencé la subida de l'argentière. Como seis km de subida mortal, empinadísima. Al final de la subida una buena banda ya me había alcanzado, pero pues ni modo. En la cima hubo un control y un detallazo, músicos que tenían aspecto de tiroleses (no conozco otra manera de llamar a esos músicos con trajes montañeses que traen los gorritos aquellos puntiagudos) para levantar el ánimo. La gente, como siempre, muy animosa y echando porras. A cada rato oía "bravo, Fegnando", "allez, Fernando"... y así. Yo respondía con entusiasmo siempre. A lo mejor me echaban porras porque sí me veían jodido, vé tú a saber.
Ya de bajada, luego de un caluroso "bonne descent", me aventé como el borras y hasta eso no lo hice tan mal. Otros 5 km y ya estábamos a la misma altura que en l'argentière. Me hallé a un voluntario que me dijo "sólo 3 km y habrá terminado"... tristemente él se refería al abastecimiento y no a la meta. Yo de wey creí que era la meta y pues no. El caso es que corrí más rápido de lo que debí y me dí el lujo de no consumir nada en el puesto de abastecimiento, lo cual estuvo muy mal. Para entonces estábamos en el km 32 o algo así. Pasé el puesto y seguí corriendo hasta internarme otra vez en el bosque. De repente me dí cuenta que claro que faltaban otros 10 km...
y llegó la pared.
sí, ni modo. Sin abastecimiento oportuno, desmotivado y medio jodido... el dolor en el peroné derecho (que me gané a pulso por querer estacionar la bici sin bajarme... duh!) se incrementaba y yo cada vez corría más despacio. Al final me encontré un pequeño manantial del cual abrevé un ratito, tratando de no quedarme planchado en las piedras del entumecimiento (ya ves que si te paras ahí te queds a veces). Me costó mucho llegar al 37, mucho. Perdí unos 200 lugares (iba como en el 500 y pasé al 700 más o menos) y comencéa sentir un dolor muy fuerte en el cuello y la espalda. De todos modos llegué al 37 y me abastecí como nunca en la vida. Tomé todo lo que me hallé, llené mi camelbak. Higos (buenìsimos) deshidratados, naranjas, coca, electrolitos, lo que fuera! estaba yo muy débil. Eso sí, no le entré al salami ni al queso porque yo creo que ahí hubiera muerto mi estómago de manera fulminante. Seguí caminando, pasé el otro control (el último!) y traté de no perder ritmo. Me habrán pasado otros 50 corredores que todavía llevaban baterías, pero yo no respondía. De las tres fotos que me sacaron, en dos voy caminando cabizbajo, puteadísimo.
Sin embargo, no todo estaba perdido. La fruta y los electrolitos hicieron efecto y entonces me dio un levantón. Aunque ya no traía piernas, comencé correr motivado por la cercanía de la meta. Es cierto que se me hicieron igual eternos los últimos 2 km, pero traté de hacerlos lo más rápido posible. La última subida (unos 400 m) es realmente obscena y no se puede más que caminar muy despacio. Es impresionante como todos nosotros vamos subiendo de forma desesperada, lento, casi vencidos, con el último suspiro. El último shot son 50 m de pura energía que hacen que explotes frente a la meta. Claro que llegué y tuve que llorar de gusto, no sentí otra cosa distinta. Vaya placer el de terminar. Vaya dolor el de estar a media carrera y no tener aire para continuar.
Qué nos tiene haciendo estos retos cada vez más fuertes? por qué lo hacemos? no lo sé, pero ahora quiero ir a otro maratón en cuanto me recupere de éste. Te vuelves adicto.
Nunca voy a olvidar la carrera, eso es seguro. Regreso el año que viene, casi seguro.
Otra cosa muy simpática fue el regreso... Claro que no encontré tren y claro que me negué a quedarme en Chamonix por caro aburrido y conocido. Entonces eché un volado y me decidí por Annecy, que es una ciudad de unos 100000 habitantes que está entre Lyon y Chamonix, no lejos de Aix-les-Bains (que suena como ahí les van!), lugar donde, me vengo a enterar, se quitó la vida Nina Simone. Llegué como a las 22.45 y claro que ya no había hoteles baratos abiertos. Traté de acomodarme en alguno, pero todo estaba muy caro. Como salía a Lyon a las 5 am del otro día, se me hizo un lujo y un desperdicio de dinero y decidí vagar por las calles durante la noche. Así, cojeando y todo, me paseé por Annecy (que es ciudad candidata a los juegos olímpicos de invierno). Es una ciudad muy bonita, pero muy cara, creo que más cara que Chamonix. No importó, porque dormí en la calle... hehe.
Cené un sándwich de atún (que me trajo todavía más insomnio) y conocí en el bar a un sujeto que tenía el aspecto de un hobo y se me acercó porque vio que yo también traía una maleta a media noche. Al final echamos harta plática y nos fuimos a buscar unas bancas libres para pasar la noche. Él, Julian, todo un profesional, con sleeping y todo para librar la noche. Yo nomás me acomodé tan bien como pude y traté de descansar un rato. Sobra decir que no pude y que desperté cada media hora. De todos modos de algo sirvió. Y bueno, unas horas después, así cojeando me devolví a la central de trenes y me eché otra pestañita (más reparadora) en la pequeña terminal. Ah.... y así me aventé sin dormir hasta el otro día por la noche. Me cae que correr largas distancias le da en la madre al sentido de autoconservación.
Por lo pronto ya me inscribí al maratón de Beaujolais Nouveau... que es en Fleurie (de donde viene mi jefe) y recorre toda la zona vitivinícola de Beaujolais... Tiene toda la cara de ser una celebración muy agradable, festiva y variopinta. Espero poder documentarla a gusto y pasarla aún mejor.Es para el 22 de noviembre, así que hay tiempo de mejorar y entrenar más. Ya estaremos al tanto de eso. Es una ruta más o menos plana, por lo que hay chance de bajar de las 4 h!
Ya lo veremos!
Por lo pronto, volver a la realidad y trabajar duro! a desquitar el salario, flojazo.
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